Ya lo que pasó, pasó

Estoy desolado. También asolado. Este miércoles 18 de mayo, por segunda vez en dos meses, robaron mi casa. Esta vez fue con armas de fuego en mano, siendo yo víctima de amenazas verbales, potenciales y contundentes. Tras ser encerrado en el baño del estudio y haber jurado por mi madre muerta que no había ninguna maldita caja fuerte boyante de lingotes de oro y piedras preciosas, mis aposentos fueron despojados de todo ―o casi todo, porque el Betamax no se lo llevaron― aparato electrónico y un insignificante reloj de pared.

Raudas y veloces, las autoridades competentes llegaron a mi casa pocos minutos después de haber llamado al 112. Claro, debí llamar cinco veces antes de que me contestaran en la central, porque siempre sonaba ocupado. Dos rechonchos agentes, egregios representantes de la Policía Nacional de Colombia, tuvieron a bien decirme que no era culpa de ellos que se robaran mi casa ni ninguna otra en mi sector porque ellos eran cuatro agentes para un radio muy grande. Agregaron que ellos cuidaban su propia casa y ya. Y se despidieron llamándome estúpido, argumentando que hasta un niño de diez años sabe que no hay que abrirle la puerta a extraños. Ah, claro, es que entendieron que uno es tan huevón para decir «Buenos días, señor extraño con armas y sus cuatro compañeros. Por favor sigan y róbenme».

Poco después, una segunda patrulla se hizo presente en mi casa. Esta vez uno de sus miembros, que ya había estado dos meses antes, me hizo la misma pregunta de la otra vez: «¿Qué quiere usted que haga la Policía Nacional?» Le respondí que me preocupaba notablemente que me tuviera que preguntar eso, a sabiendas de que yo, ciudadano común y corriente de la República de Colombia, desconocía mi condición de Comandante de la Policía. «Que los cojan», dije. «Ya lo que pasó, pasó», dijo el agente haciendo referencia a un reguetón, por no usar el típico cliché nacional «deje así». «Pues que no vuelva a pasar, porque es la segunda vez en dos meses, usted lo sabe», agregué. «Ponga trancas. Vea, ahí las tiene», dijo el otro mientras señalaba mis trancas. «Yo cuido mi casa. ¡Y soy policía!», me explicó. «Pues en veintitrés años que llevo viviendo aquí nunca me habían robado», dije, ya exaltado. «Ya lo han robado dos veces. Esos eran otros tiempos», me contestó. «¡“Otros tiempos” era hace dos meses, cuando no venían a atracarme cada dos meses!». Pero los agentes se fueron en su moto, raudos y veloces, indignados por mis majaderías y sin saber qué hacer, como es natural en ellos.

Si alguna vez un policía le pregunta qué hacer podría usted responderle (nota: basado en hechos de la vida real):

-Llame a SS Papa Benedicto XVI.
-Muérdase un codo
-Mate a porrazos a un niño.
-Concierte para delinquir.
-Haga amigos.
-Busque el Santo Grial.
-Sobórneme.
-Chantajéeme.
-Ice el pabellón nacional.
-Vístase mejor.
-Sea corrupto para mí.
-Haga que su caballo se orine sobre ellos.
-Vaya a cobrar su parte del robo.
-Hable bien.

Cuando Uribe haga un consejo comunal en Bogotá, voy a pedirle que me reponga mis aparaticos que me robaron los rateritos, que así es como se hacen las cosas aquí. Porque, bueno… a mí me robaron. Pero aquí estoy entero, sano y salvo. Pero cuando a la gente la secuestran, la vuelven mierda o la matan es la misma respuesta: «Ya lo que pasó, pasó». Y no es chistoso.

12 Responses to “Ya lo que pasó, pasó”

  1. Alberto Says:

    Y como quiere el senor que le cuiden la casa? Que le pongan un policia excusivamente a que le cuiden la covacha? Para que carajo le abre la puerta a alguien que no conoce? Eso no lo hace nadie, ni siquiera aca en escandinavia donde la seguridad es muchisimo mayor que en Colombia. La policia no es culpable de su ingenuidad.
    Ahora en lo que si estoy de acuerdo es que la actitud de la policia deberia ser diferente y preocuparse por lo menos en investigar y ver si pueden atrapar a los ladrones, pero si cada colombiano le abre la puerta a desconocidos tan ingenuamente como lo hace usted necesitariamos millones de policias para cuidar las casas de los ingenuos como usted.

  2. Juglar del Zipa Says:

    No le abrí la puerta “con ingenuidad a un extraño”. El señor extraño me estaba amenazando con el cañón de su arma. Si cree que lo que siguió es ingenuo, pues déjeme contarle la historia de muchos valientes que han muerto evitando que los atraquen.

    Habría que agregar que el policía me dijo que si veía algo extraño llamara a la Policía. Pero entonces podrían pasar varias cosas:

    1. Llamo al 112 pero me contestan a la quinta llamada. Para ese entonces ya se entraron sin necesidad de timbrar.
    2. Llamo al 112 y digo que pasa “algo extraño en mi casa” pero me responden que los estoy haciendo perder el tiempo.
    3. Llamo al 112 y digo que pasa “algo extraño”. Cuando llega la patrulla no hay nadie y entonces no me contestan más cuando llame al 112 porque soy “pastorcito mentiroso”.

    No se les pide que haya un policía en MI casa. No soy tan ingenuo ni tan estúpido. Supone uno que si hay una oleada de robos en el barrio y al menos una casa (la mía) ya ha sido dos veces víctima, que la Policía no venga con cuentos de que es culpa de uno y que “ya lo que pasó, pasó” porque pasan y pasan cosas y al final nunca pasa nada. Y eso es lo peor al final.

    Por otra parte, uno está para hacer lo que tiene que hacer y los policías para que no pase esto, que si pasa, es porque no están haciendo bien su trabajo, porque ese es su trabajo, así de sencillo.

  3. lucia Says:

    leo su blog por azar. y un poco por culpa de semana. dos dias despues de su robo, a mi me robaron mi bici. fui a la policia. me dijeron que era mi culpa, por no ponerle seguro a la bici. no me habria importado tanto si no viviera en kyoto…

  4. Juglar del Zipa Says:

    La policía es la misma aquí y en la Conchinchina, donde usted vive. Comparto su dolor. Seguro fue la Yakusa.

  5. Kunstmacher Says:

    La densidad e HP por km2 en Japón es despreciable si se compara con Colombia… Igual en Japón roban, se llevan los cajeros automaticos con gruas y volquetas que se roban los adolecentes desadaptados de los lugares de construcción porque la cultura asume que no hay que andar asegurando todo… y vivir asi es vivir mejor… o me va a decir que prefeiere a los basuqueros que lo chusan a uno por mil pesos a los “homeless” japoneses que tiemplan carpa en Ueno Koen, se bañan en las duchas publica, secan la ropa en los arboles, leen y ven TV en TV de pilas? Yo prefiero la inseguridad japonesa la verdad… y daria todo porque Colombia no fuera como es… mientras tanto vivo por aca lejos buscando un futuro mas tranquilo y seguro…

  6. el cacique de la junta Says:

    Pues hombre… si ya lo habían robado, tiene que tener más cuidado, porque ya lo cogieron de marrano. Sin embargo, eso no es excusa en este país, pues el problema no es la mala acción (en este caso, robar) sino dar papaya. Así, en Colombia se justifican muertes: “es que ese algo debía o -en otros casos- era sindicalista”, atracos: “para que se salió a esa hora a la calle” o “es que tenía ideas controvertidas” y demás problemas, lo cual deja ver una absurda permisibilidad hacia todo ese tipo de aciones.

    Pero señor Del Zipa, la próxima vez no de tanta papaya.

  7. Juglar del Zipa Says:

    Pues para mi el problema es que seguir viviendo ahi es dar papaya. Pero entonces vivir en Colombia es estar en perpetuo estado de dar papaya, tal como usted dice. Y ese perpetuo estado de papaya sera para siempre la forma como las autoridades competentes justificaran su simpatica forma de ser. Los unicos que no dan papaya son “los malos”, porque naturalmente entran en esa categoria que la gente de bien llama “unos pocos” en este pais.

  8. don tomate (para retornar entonces a lo que se debe) Says:

    pues hasta depronto el juglar se pone bravo, pero tengo una propuesta para aprovechar la mala suerte del señor dueño de este blog. creo que lo mas sano es que hagamos una apuesta, tratemos de adivinar cuantas veces vuelven a robar al juglar antes de conseguir un nuevo sitio donde vivir. es mas, apostemos si consigue nuevo sitio donde vivir. alrededor de la vida del señor olaya se puede tejer toda una mafia de apuestas, juegos y espectaculos. podríamos apostar que estaba haciendo antes de ser robado, seguramente tambien es algo muy particular.

  9. Andres Says:

    ya lo que fue fue djo la que se cago en los trapos

  10. Diego Rivera Tascón Says:

    Olaya…

    1) Mucho más que la pérdida material lamento por usted la pérdida permanente de tranquilidad en su propio hogar.

    2) La capacidad de reacción de la policía en Bogotá es inversamente proporcional a la velocidad de las modalidades de hurto de nuestra ciudad (obviamente adoptiva en mi caso).

    3) Ha sido muy grato nuevamente leerlo.

    topamos

  11. Nicolás Velásquez Says:

    Es terrible que ante el vacío que representa la perdida de tranquilidad que uno espera encontrar dentro de su propia casa, le respondan a uno las autoridades, los propios y los extraños, que por favor no dé tanta papaya.

    Sobre todo cuando lo que ocurrió fué que a uno se le metieron a la casa, lo encañonaron y le vaciaron la casa, y no, como algunos parecen sugerir, qué uno invitó a pasar a los ladrones a tomar tinto o que uno dejó las puertas, ventanas y chimenea de la casa abiertas.

    Despues de haber pasado por los dos servicios obligatorios, el teatral y el policial, he quedado con la profunda certeza que más amargados que los policías colombianos solo pueden ser los directores de teatro. Y uno, que se siente muy mal cuando tiene que lidiar con alguno de ellos porque llegaron tarde a arreglar lo que deberían haber previsto en un principio.

    Pero con el escaso pie de fuerza de nuestra policía, cada día estoy más de acuerdo con Dr. Barbarie que el delito que menos me dolería pagar es el de conformación de grupos paramilitares.

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