El gremio de las mentiras

El comentario de los de Grêmio es de la misma familia de cuando allende estas fronteras nos enseñan cómo se usan los semáforos, suponen que aquí —siempre y en todas partes— hace más calor que allá o se preocupan por lo incómodos que debemos sentirnos usando ropa; una vez una anciana española me hizo llegar una cuchara de palo para que las conociera. Casi siempre esas glosas tienen partes iguales de ignorancia ingenua y veneno. Ellos no tienen la culpa de no tener que saber qué hay debajo de sus narices, pero tampoco dejan de pensar que estamos debajo de sus narices.

Hay gente aquí en Colombia —y en Tunja especialmente— que se ofendió porque los de Grêmio dijeron que para viajar entre Bogotá y Tunja había que pasar por la selva. En primer lugar, hubo gente que se sintió ofendida porque cómo es posible que aún haya personas en el mundo que no sepan del asunto de los pisos térmicos y de nuestra variedad de paisajes y de culturas, aunque debidamente dominadas por el sombrero vueltiao y su parafernalia climática. En fin, la indignación por las fallas en la representación geográfica —humana y física— no es nueva.

Pero tampoco es nueva la segunda parte de la indignación, que incluye a la guerrilla como elemento natural de la selva, como las culebras, los caníbales, la malaria, los pitos y el jaguar. La selva es un lugar horrible donde uno se pudre inevitablemente. Sin embargo en la sabana cundiboyacense el clima es lo que aquí se conoce como frío. Luego, se supone, no hay guerrilla. ¡Infórmense! Además todos los indígenas se volvieron campesinos que ordeñan vacas gracias a la intermediación de los alemanes de Federmán. Y menos mal, porque estaban a cinco años de volverse incas y hubiéramos terminado como Perú. O peor, como Bolivia. Así podemos seguir con la cadena de indignaciones.

Aquí podríamos terminar diciendo que los de Grêmio solamente sufrirán por tanta mujer bella que encontrarán a su alrededor en Tunja, porque al regresar a Brasil añorarán ese tapete verde que son los campos boyacenses —que alguna vez fueron bosque altoandino, casi selva— o porque se preguntarán por qué allá en Brasil, donde solo hay selva, no hay pueblos tan bonitos como Villa de Leyva, lugares tan chéveres como Andrés o metrópolis imponentes como la capital boyacense. Y así…

13 Responses to “El gremio de las mentiras”

  1. Maria Paula Says:

    No, pero es que es el colmo que lleven a esa gente por allá en vez de llevarlos a donde llevaron al viejo Slim!

  2. Maria Paula Says:

    Además si se ponen a explicar la belleza boyacense, su diversidad etc, les tocaría de paso explicar el magdalena medio, y bueno, esa es otra historia.

  3. j. Says:

    ¿Qué es Gremio?

  4. k. Says:

    es decir que las unicas mujeres bonitas de tunja van a ser mmmm….los jugadores del gremio?

  5. l. Says:

    No, pero sin joder a mi no me importa que nos digan guerrilleros, que la selva y que tales, no necesitamos eso para mostrar nuestro subdesarrollo (en este caso seria sub-sub-desarrollo por estar debajo de Brasil). Todo eso es verdad, ahora porque tienen ruana se las van a dar de civilizados y europeos. (Pimentel les dijo que estaban drogados y estaban “poposeados” …civilizadísimos).
    Para ver lo pobres y lo retrasados no es más que comparar el estadio del Gremio en Brasil, el Estadio Olímpico Monumental con capacidad de 54000 personas, y el del Chico, que le tocó salir de Bogotá porque no tenía donde entrenar. Los 4000 espectadores de Tunja que pueden ver el partido tienen todo el derecho a sentirse realmente únicos.
    Bueno,
    Finalmente, ojalá gane el chico Chicó (con la ayuda de la altura, del frío, del calor humano boyacense, se convertiría en otra de esas victorias típicas colombianas caracterizadas porque siempre vamos a ser más arrastrados que nuestros contrincantes).

  6. juglar del zipa Says:

    elefante:
    un equipo brasileño, de porto alegre.

    k.l.m.:
    las mujeres más bonitas son las amazónicas, selváticas e indómitas del caquetá. lástima que se casen.

  7. Víctor Buitrago Says:

    el riesgo es que se quieran quedar y eso es preocupante para cualquier técnico o directivo del club

  8. Marto Says:

    ¿No te cansaste de que en Buenos Aires la gente te pregunte por el calor de Bogotá o por sus hermosas playas?

    En un capitulo de La Mujer Maravilla el personaje llegaba a un Buenos Aires rodeado de montañas.

    Y sí es cierto que Brasil no tiene lugares tan bonitos como los de Boyacá, la comida es superior y sus mujeres -las de todo Colombia- son mucho más hermosas.

    O tal vez sólo estoy haciendo parte de otro prejuicio.

  9. Lanark Says:

    O tal vez se queden por la misma razòn que el 80% de los extranjeros se quedan: porque la bareta es muy barata. De algo servirá esa pluviselva cundiboyacense con una situación tan delicada.

    Ah, y lo otro es Colombia y “sus mujeres”. Qué mejor para descrestar a unos brasileños que la actitud descomplicada* y la mente abierta de la mujer cundiboyacense… ¿sí o no?

    (*) alerta de ironía para el lector confundido.

  10. Julián Ortega Martínez Says:

    “las mujeres más bonitas son las amazónicas, selváticas e indómitas del caquetá. lástima que se casen”.

    O que se metan con mafiosos y las cojan a bala.

    Igual, y como sumercé trinó ayer, acá joden por todo pero ni pa’ eso sirven.

  11. Julián Ortega Martínez Says:

    Lanark, se quedan además acá es política institucional
    “no molestar a los extranjeros” periqueros o cocainómanos
    .

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