WordPress database error: [Expression #1 of ORDER BY clause is not in GROUP BY clause and contains nonaggregated column 'jdz_blog.wp_posts.post_date' which is not functionally dependent on columns in GROUP BY clause; this is incompatible with sql_mode=only_full_group_by]
SELECT max(post_date) FROM wp_posts WHERE (1=1) AND YEAR(post_date)='2015' AND MONTH(post_date)='8' AND post_date_gmt <= '2024-03-19 09:57:59' AND (post_status = "publish") AND post_status != "attachment" GROUP BY year(post_date), month(post_date), dayofmonth(post_date) ORDER BY post_date DESC LIMIT 0,1

WordPress database error: [Expression #1 of ORDER BY clause is not in GROUP BY clause and contains nonaggregated column 'jdz_blog.wp_posts.post_date' which is not functionally dependent on columns in GROUP BY clause; this is incompatible with sql_mode=only_full_group_by]
SELECT min(post_date) FROM wp_posts WHERE (1=1) AND YEAR(post_date)='2015' AND MONTH(post_date)='8' AND post_date_gmt <= '2024-03-19 09:57:59' AND (post_status = "publish") AND post_status != "attachment" GROUP BY year(post_date), month(post_date), dayofmonth(post_date) ORDER BY post_date DESC LIMIT 6,1

juglar del zipa » 2015 » August

Archive for August, 2015

Automotores

Wednesday, August 5th, 2015

En los últimos años, al parecer, cada vez más gente que vive y trabaja en el sector que cubre la ciclorruta de la 11 usa la bicicleta como medio de transporte. Como ha dicho Carlos Pardo, lo que antes era patrimonio de celadores y jardineros, hoy es una opción para gomelos. En el último año, creo, esto ya dejó de ser moda para convertirse en alternativa razonable más allá de sentirse bien con el planeta o estar acorde con las últimas tendencias.

Pero todo viene con un precio. Resulta que la ciclorruta de la carrera 11 es una maldición para los peatones. En su diseño e implementación se privilegió a los carros pues en vez de quitarles espacio a estos se les quitó espacio a los peatones. El estrecho andén debe ser compartido por ambos y en varios segmentos no existe ni siquiera andén «para peatones», solo ciclorruta. Y los ciclistas usan esta ciclorruta sin ninguna consideración ni consciencia de este privilegio. Así que se comportan con la misma arrogancia de los carros, espantan a los peatones, no frenan, los gritan, quieren andar a toda y sin detenerse. Y los peatones se comportan como lo harían con los carros: les ceden el paso por miedo o porque se resignan a que ese metro de asfalto —que les quitó su espacio pero no lo saben— es intransitable y caminar por ahí sería falta de sentido común o a las normas de tránsito. Conforme crece el uso de la bicicleta, crecen estas costumbres y terminará por crecer el odio a las bicicletas. Eso es muy triste.

Ahora hay también otro elemento: la popularización de las «bicicletas» motorizadas. Estas, lo he visto, se promocionan como «libertad»: no tienen pico y placa pero siguen siendo veloces y culebreras sin necesidad de pedalear. ¡Y si son eléctricas, cómo no, son ecológicas! Estos vehículos que por definición son automotores ya fueron asimilados a la categoría de motocicletas según un concepto del Ministerio de Transporte. Por eso mismo, dice el concepto, estas «bicicletas» deberían llevar placa y su conductor debería tener licencia para manejar moto y pagar SOAT, factores que van en detrimento de la tal «libertad». ¡Y sin embargo las promocionan como si no necesitaran nada de eso! Pero además, al tratarse de motos (no bicicletas), de acuerdo con el parágrafo 2 del artículo 68 del código de tránsito, las «bicicletas» motorizadas simplemente no pueden andar por ciclorruta. No obstante, por ahí se las ve. Y van rápido, muy rápido, tanto como pueden.

***

En la noche de ayer iba por la ciclorruta de la 11, frente al Gimnasio Moderno. A lo lejos divisé la muy brillante luz de una de esas motos llamadas Biológica. Tal vez porque era mi cumpleaños decidí que era hora de enfrentar por primera vez esta situación. Así que me paré en el carril. La moto no llegó a frenar del todo, así que me golpeó. En la moto había dos mujeres que me gritaron loco, quítese, etc. Yo les dije que debían bajarse de la ciclorruta y andar por la calle porque estaba en un vehículo motorizado.

Dijeron que no podían andar por ahí porque un policía les había dicho que no podían andar por la calzada sin seguro y sin placa. Yo insistí en que se trataba de un automotor. Respondieron que no era así, que era una bicicleta eléctrica. Eléctrico, en efecto, con motor eléctrico, usted no está haciendo ningún esfuerzo para hacerla mover. Que si quería arreglar el país, que cogiera oficio, que si no tenía nada mejor que hacer… me dijeron lo que ya es típico.

Pronto apareció un hombre en defensa de las señoritas. Hizo suyos los mismos argumentos, dijo que eso no le hacía daño a nadie, que dejara de joder. El tipo terminó llamando al 123 afirmando que yo estaba «agrediendo» a las señoritas. Desde otro lado otro hombre me decía que si me creía muy varón por andar molestando a dos mujeres, que lo hacía por eso. Después aparecieron otros ciclistas y peatones que se pusieron a mi favor. Alguno incluso afirmó haberlas visto pasar frente al Andino «como unas locas». Entonces se sintieron insultadas.

La policía llegó, un agente identificado con el 77062. Dijo que le habían informado «desde tránsito» que los vehículos que no superaran los 50 kilómetros por hora podían transitar por la ciclorruta. Yo no lo podía creer. La mujer de la moto señalaba el velocímetro de su moto: «solo alcanza 30 km/h». Falso: en el sitio web, la marca Biológica afirma que estos vehículos pueden andar a 40 km/h y eso es algo que uno sabe muy bien si se los ha cruzado. Seguían parando otros ciclistas, les reclamaban a las de la moto que habían tenido accidentes chocando contra vehículos así. Alguien más le dijo al agente que existía el concepto aquel del Ministerio. El tombo simplemente repetía «50 km/h, 50 km/h, es lo que me dicen». Yo le cité el concepto, le cité el código. Pero nada. «En internet usted encuentra cualquier cosa». Finalmente le dejó el número de mi cédula a la señora para que me denunciara por agresión y retención.

De pronto quedé solo. Entonces llegó otro agente, que no se dejó tomar el número: era el policía malo. Para él, por las ciclorrutas podían transitar vehículos con motores de menos de 50 centímetros cúbicos. Le dije «este vehículo tiene un motor eléctrico que no se mide en centímetros cúbicos», a lo que él respondió con algún «por eso le digo». Y me exigió ver la tarjeta de propiedad: «esto es un papel, esto lo hubiera podido hacer yo, esto no tiene sello, usted pudo haberse robado esta bicicleta y qué». Y que si seguía alegando me iba a llevar al CAI. Ya todos sabemos cómo funciona esa técnica… Ah, por supuesto: no le pidió la tarjeta a la de la moto, que por cierto no la tenía. Ni placa, ni seguro, ni nada de lo que debería tener. Humillado, decidí seguir mi camino, con las risas de todos de fondo, antes de tener la dicha de vivir una noche de perros el día de mi cumpleaños.

***

Varias conclusiones:

  • La ley no sirve para nada. Pero eso ya lo sabíamos, ¿no? Y, cómo no, tampoco sirve de nada discutir con tombos.
  • Las bicicletas eléctricas son, como las motos, un resultado de la movilidad de mierda, de la sobrepoblación de carros que no da espacio para que el transporte público colectivo, el modo de transporte más usado en Bogotá, funcione como debería. Estas señoras dijeron vivir «en el sur» y necesitar visitar a sus hijos. Y a la gente hay que creerle. La moto eléctrica simplemente les soluciona el problema de la velocidad y de la economía.
  • La reglamentación sobre bicicletas con motor no la conocen ni los policías ni los que las usan ni los que las venden. O todos se hacen oportunamente los de la vista gorda. ¡Pero las bicicletas eléctricas no están en ninguna zona gris! ¡Tienen su lugar y sus deberes!
  • Los que andamos en bicicleta tampoco sabemos nada de nuestros deberes y límites o los deberes y límites de los demás. ¿Serviría saberlo? Ante la arbitrariedad de los tombos igual no parece significar nada a la larga.
  • Uno, como hombre, también acaba siendo víctima del patriarcado. ¡Pero cierto que no se puede decir eso! Aquí el hecho rápidamente se volvió un episodio de agresión de un macho asqueroso y desocupado contra dos inofensivas mujeres que querían ir a cuidar a sus hijos y no de un ciudadano que exigía que se cumplieran unas normas, que se usara el más elemental sentido común o que dejaran de ser abusivas.

***

Me gustaría contar con la ayuda y apoyo de otros enfermos de la movilidad y la bicicleta en caso de que acabe emproblemado por una denuncia injusta. De verdad, de verdad verdad, no me gusta ser el loco del pueblo si creo tener toda la hijueputa razón.

Por lo demás, que cuenten conmigo para sacar a los vehículos motorizados de las ciclorrutas y los andenes.