Candidatos-e
Friday, March 13th, 2009Quién sabe de qué manera un par de candidatos se enteró de que existía Twitter y lo están usando.
El primero es el que se autodenomina simplemente como Germán Vargas. Es el perfecto secuestrable: «estoy en el baño», «comiendo arepa en la cafetería tal», «dirigiéndome a Viterbo por la carretera a La Virginia, kilómetro 5, a 60 km/h», «reunido con el gamonal fulano», «pisciniando en Nilo con el pedazo que le saqué al gabinete del Partido Liberal local». Si, como nos contó hoy, está comiendo sancocho de gallina, no dice qué tal estuvo. Nunca responde a nadie, nunca opina, nunca propone ni, como se esperaría de un político, promete. Usa Twitter tal como se lo ordenan: ¿qué estás haciendo @Vargaslleras? ¿Pero a quién le importa realmente saber qué está haciendo Vargaslleras en este momento?
El otro es Rafael Pardo, que comenzó pareciéndose a Vargaslleras pero ahora parece estar buscando conversa aunque nunca esté conversando realmente. En lo que lleva de su modesta experiencia como trinador apenas ha soltado tres preguntas al aire, entre ellas cómo usar Twitter desde su celular y quiénes usan Twitter en Bucaramanga. ¿Para qué quiere conocer trinadores bumangueses si ni siquiera responde en Twitter?
¿Acaso no saben que Twitter puede ser mucho más que responder qué estás haciendo? ¿No saben que por medio de Twitter uno puede establecer relaciones próximas con gente o conocer la textura de las opiniones más allá de las simples encuestas? ¿No saben qué es lo que se ha dado por llamar dospuntocero? ¿Algún día se le medirían a un blips&candidates? ¿Realmente serían capaces de sostener un debate, de dialogar? Claro que no.
Estos candidatos, que de seguro «en la vida real» miran a la gente como si estuvieran treinta pisos por debajo, no querrán untarse de pueblo, a pesar de estar ejerciendo. Mucho menos querrán recibir preguntas de ningún tipo de la gente rara de Internet. Y ni hablar de responderlas. Para nadie es un secreto que la ilusión del contacto es lo que tiene a Uribe donde está.
Igual es difícil ser un personaje público. Y más si se es rolo.