La redención del ajiaco enajenado
Monday, December 29th, 2008El sábado pasado terminó la primera temporada de 25ajiacos, una vaina en que se creaba marca y fidelización, como está de moda, pero sin ganancias para los participantes, aunque sí con derecho a repetición, y con una figura geométrica de solo dos dimensiones. La idea salió una conversación en El chilito, un restaurante de tema mejicano que hay en Las aguas. Pensaba que si hacían diferentes platos con los mismos ingredientes podrían hacerse varios platos con los mismos elementos del ajiaco.
Pero muchos años antes un espíritu tormentoso que siempre buscaba quedar bien me había dicho que me iba a convertir en «chef experto en ajiacos». No me sonaba ser experto y mucho menos en una sola cosa. Pero después de tanto tiempo pienso un poco diferente y por eso mismo existe 25ajiacos y sus pretenciosos objetivos de dominación mundial: «cuando la gente diga que estuvo en Bogotá pero que no estuvo en 25ajiacos es porque no estuvo en Bogotá».
Terminó la serie 25 y quedó mucho cansancio y muchas preguntas. Quedó la sensación de haber enajenado un poco un asunto que antes era exclusivamente para la familia y las amistades, aunque no por eso era menos rigurosamente llevado a cabo. Sin embargo convertirlo en una rutina, en una forma de existencia, y en cierto grado de subsistencia, comienza a transformar la relación con el objeto. Por eso no está mal descansar.
Por eso tampoco está mal volver a hacer un día ajiaco como antes. Es el mismo ajiaco, la misma técnica, pero en otra circunstancia. Para este 31 de diciembre regresa de España, por primera vez en seis años, mi tía Mónica, algo que hace un poquito más extendida mi familia tan venida a menos. Su primer ajiaco legítimo —debates histórico-culturales aparte— en tanto tiempo. Además traerá algunas remesas peninsulares que tanto me alegran el alma culinaria y literaria: chorizo artesanal asturiano y revistas El jueves, respectivamente. Por todo eso espero mucho, como nunca, este miércoles.