Fácil, rápido, barato

Ahora imaginen esta escena reproducida miles de veces en lejanas cantinas de mala muerte, ubicadas estratégicamente en los antiguos territorios nacionales. Así, por fin, se acabaría el flagelo de la violencia nacional y la gente de este país, la gente buena, que quiere un país mejor y sin violencia, podría viajar todavía más, crear empresa sin dificultades, ir a trabajar sin tener que pensar que los van a secuestrar y ser feliz de la mano de su Gran Líder.

Lástima que los paracos ya están desmovilizados.

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