Los científicos aún se preguntan por la religión que practicaron quienes usaron todos los objetos marcados por la señal —exageradamente sofisticada y, con seguridad, difícil de reproducir cuando el objeto era pequeño— que presentan casi todos los vestigios, siempre tan perfectamente conservados, de los siglos XX y XXI. Algunas hipótesis afirman que existía un único dios. Pero conocer su nombre habría sido solo derecho de uno pocos, por lo que la gente habría tenido la costumbre de referirse a él por medio de las más diversas advocaciones. Por la misma razón se cree también que no habrían podido reconocer al mismo dios en dos de sus advocaciones. El símbolo, de claro carácter figurativo y retórico, era un homenaje al absoluto poder que se le reconocía sobre varios objetos de la naturaleza y aspectos de la cultura humana. La efigie englobaba los conceptos que a continuación se reproducen:
Filosofía y ética
A1 puede reconocerse como símbolo del eterno retorno. Nótese la coherencia que ofrece A2, probablemente una representación del polvo del que se dice que viene la humanidad y adonde va a parar después de morir. Estas personas sin duda creyeron en la pervivencia de la esencia humana aunque tal vez no por medio del alma sino mediante conservantes (ver lo relativo a la cotidianidad, más adelante).
Elementos de la naturaleza y fenómenos naturales
A3 evidentemente representa la luz; en definitiva, ninguna religión escapa de reconocer un papel importante al sol, incluso cuando lo convierten en metáfora (e.g.:«el sol de la verdad» de Santo Tomás). A4 es el viento, el aire, mientras A5 es el agua. B1 es una representación muy sofisticada de la nieve, si bien puede ser simplemente una aún más sofisticada estrella, lo que explicaría que B2 es sin duda un evento estelar del tipo super nova o el choque de un cometa en la superficie de algún cuerpo celeste.
La vida
B3 es una elegantísima representación de lo que el eminente científico Jeremy Narby ha dado a conocer como serpiente cósmica, una representación primitiva del ácido desoxirribonucleico, fundamento de la vida. Como explica Narby, solo consumiendo sustancias alucinógenas puede llegarse a vislumbrar la estructura de doble hélice de la molécula, lo que nos daría mucho para hablar de la forma como los participantes de esta religión tenían contacto con el mundo que los rodeaba.
De B4 a C3 tenemos representaciones del reino vegetal: B4 es una flor; B5, una planta genérica; C1, una palmera que representa un árbol; C2, una zanahoria que representa las verduras. C3 es una suerte de hoja de parra pero también ha sido interpretada como un clavo de olor.
Es de extrañar que se haya dado más importancia a las representaciones del reino vegetal (q.v.) que al animal: comúnmente los animales son más tenidos en cuenta como representación de los valores humanos por lo que terminan siendo materializados como tótems. C4 representa a los insectos por medio de una abeja, acaso como signo de laboriosidad. C5 es un pez genérico. La presencia del pez ha puesto sobre el tapete la discusión sobre si existió o no algún tipo de asimilación del cristianismo. Puesto que este animal dejó de ser símbolo de la otrora religión hegemónica desde que se estableció, quienes afirman una cosa semejante solo pueden ser calificados como imbéciles. De la misma manera, algunos han querido ver en D1 a una paloma, símbolo de la paz.
El ser humano
Tal vez lo símbolos más difíciles de interpretar sean los relativos a la humanidad. A lo largo de la historia, las partes del cuerpo humano han dejado de representar exclusivamente su función orgánica para relacionarse con valores y propósitos conferidos a la especie. Así, D2, el corazón, es símbolo de vitalidad, alma, emociones —siendo el amor la más común— e incluso enfermedad. D3, la mano, es el espíritu industrial y transformador, el arte, la cultura, el fuego de Prometeo, «lo cocido por oposición a lo crudo», como afirmaba un popular articulista. La boca de D4 es una representación del lenguaje y su doble articulación.
Un segundo grupo de objetos también habla del ser humano desde el punto de vista de la cotidianidad y nos acerca más a la forma como vivían estas personas. D5, E1 y E2 representan actividades básicas de supervivencia como comer y beber. E3, imagen bastante abstracta, ha sido relacionada con rollos de canela o con cerveza argentina de mala calidad. Tal vez convendría ubicarla junto a los símbolos de los fenómenos celestes, como una representación de la vía láctea. E4 fue relacionada durante mucho tiempo con la lengua, como D4, pero después se encontró que era la representación del vestido, particularmente de un saco. Por último E5 nos hace saber que quienes participaban en esta religión creían firmemente que todo podía meterse en frascos.
Quien sepa decir el nombre de dios o alguna de sus advocaciones se gana un almuerzo donde quiera. (No es válido para quienes hayan estado conmigo el viernes en la noche y el sábado en la madrugada.)