48 días después, más bien cerca del solsticio, vuelve el EquinoXio para quedarse.
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on Monday, May 8th, 2006 at 10:41 and is filed under Recomendaciones.
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Regarse en eufemismos al presidente no te hace valiente Juglar. De hecho, la polìtica no te hace valiente. Y bueno, la cuestión de los temperamentos. Recuerdo cuando “cometí el error” de contradecir al tabú de los tabúes: Carlos Gaviria. Las caras de miles de filósofos de bien indignadas. El mismo Carlos Gaviria, casi ahogado en su estrecha corbata. Todos sus ídolos, sus ideas, su actitud política propiamente correcta. Así que negarle a Carlos Gaviria, en un seminario de filosofía política, la premisa de que la democracia se basara en el principio de solidaridad fue fatal. Bueno, Juglar y parece que no leíste a Burroughs -recuerda que se trata de William y no de Edgar-. O no debiste hacerlo. Cuando tienes la oportunidad de leer a Bill, bueno, no terminas pensando que eres el centro del universo. Cosa que te debió haber molestado sobremanera. Porque no concibo como alguien puede ser tan idiota de terminar de leer la trilogia en NY de Auster y rematar con semejante conclusión, cuando precisamente se aboga por los fantasmas. Bill tampoco te hubiera soportado, eso es seguro. Pero a quién le interesa? Sencillamente son uniones que jamás debieron darse. Y tú necesitabas leer a Bill, claro, sólo para comprobarme que no eras ignorante. Un halago, gracias Juglar, pero eso no te hace menos ignorante. Una cosa son las fuentes que están en el mundo y otra cosa es el criterio con el que las abordas. Y tu criterio es limitado y estrecho, agravado por un insoportable ego que te vuelve inmune a las críticas. Pero viejo, ya lo sabemos, ninguna chica chonqueta reemplazará la pérdida de tu madre y ya no existe lugar alguno en el mundo en el cual encuentres su aprobación.
Addiction:
Celebro tu valentía. Imagino que también te sentiste grande, altísimo, irreverente, contradicendo al tabú de tabúes con una perugrollada. Pero seguramente lo hacías en honor a la verdad, que tú viniste a mostrarnos.
Celebro tu dogmatismo -tu universo egocentrado- al decir “cuando uno lee a X no se queda pensando esto”. ¿Vamos a volver al principio de tu cruzada? Discúlpame el atrevimiento de ponerme como ejemplo, políticas de la casa: tú nunca sabes qué estoy diciendo yo, sencillamente porque eres el centro del universo, de tu universo, queriendo ver tu verdad, la que quieres ver en cada cosa. Una noticia: como todos. Lectores formados, informados, desprevenidos, ignorantes, hormigas, cucarachas y babosas.
Sigue dándome la razón: la muerte de mi mamá es una contingencia y tu afirmación sobre la falta que me hace su aprobación tal vez es “una unión que jamás debió darse” -por favor usa el pluscuamperfecto en estas construcciones de ahora en adelante: ha debido darse-, pero tienes todo el derecho y solo por eso tienes la razón: eres dueño de tu universo, del que me has hecho parte. Necesitas interpretarme, necesitas darme una verdad para que pueda existir en tu mundo porque no puedes hacerme desaparecer. Soy imprescindible.
Tu odio es la envidia que tienes de mi conciencia: yo sé que soy dueño de mi universo y no me creo el cuento de que es el de todos. En mi universo tú y yo somos idénticos: incluso nacimos el mismo cuatro de agosto del mismo 1981.
De qué conciencia hablas? Acaso admiro esa conciencia que no hace más que repetir lo que hasta en programas baratos de baja audiencia dicen? Si, que el presidente es malo, que Carlos Gaviria es genial. No enfrenté a Carlos Gaviria con perogrulladas, ni con argumentos - a él, que defiende tanto el valor del argumento-. Pero eso es tema de otro día. Hablando de envidia no soy yo quien leo lo que tú me dices que no he leído. Y bueno, tu posición, tu argumento en el mundo -como lo diría Gaviria- no es nada novedoso ni interesante: se llama solipsismo. Algún rezago post-matrix en esa conciencia social, política y liberal que te hace profesar la admiración por Carlos Gaviria. El tema de la valentía lo traje a colación porque es interesante ver cómo te enfrentas a ese mundo político que has imaginado -en el que te ves como un juglar- sin que nunca te enfrentes contra ti mismo, contra tu ego -eso sería ser valiente. Deja la paranoía Juglar, los jóvenes no mueren en Bogotá por posturas políticas, por más anti-uribistas que sean o por más contradictores que se pretendan. A propósito, estos jóvenes encajan muy bien en la sociedad y se hacen fácilmente de un puesto en una oficina, en un buffet de abogados o en un medio. Los jóvenes que mueren no se preocupan precisamente por estos temas juglar. Ser valiente, en este sentido, no significa en lo absoluto ser un enfurecido político en los blogs y en la calle parecer más un cucarrón arrepentido. En cambio, en la calle se matan los jóvenes contra ellos. Ser valiente es algo más parecido a tener que darle la cara a las mismas esquinas donde pudiste caer muerto y seguir viviendo, seguir siendo joven pese a todo. Ser valiente es conservar la cordura viendo cómo todo se desmorona alrededor y reprimir ese deseo de responder al daño que todo lo que te rodea te está haciendo: esa sociedad que está ahí, implacable en su crudeza, por más que la quieras negar. Y tú eres un pobre papagayo pintado en las calles, donde se mide el valor. Así no te creas el cuento que el universo de todos. Pero ya todo ha sido construído antes de ti y no precisamente pensando en ti. Por más ingenuoso y choco-loco que se crea tu amigo Felipe siendo el editor no lineal de una telenovela, en los años 50’s ya había quien hacía este mismo proceso con más elegancia, valentía y honestidad intelectual. Ahora hablas de conciencia, en serio, cada vez tu humor se acerca más al de la Gorda Fabiola. Supéralo Juglar, ya vendiste tu conciencia en este blog, ya no puedes ir más lejos.
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May 8th, 2006 at 13:21
Regarse en eufemismos al presidente no te hace valiente Juglar. De hecho, la polìtica no te hace valiente. Y bueno, la cuestión de los temperamentos. Recuerdo cuando “cometí el error” de contradecir al tabú de los tabúes: Carlos Gaviria. Las caras de miles de filósofos de bien indignadas. El mismo Carlos Gaviria, casi ahogado en su estrecha corbata. Todos sus ídolos, sus ideas, su actitud política propiamente correcta. Así que negarle a Carlos Gaviria, en un seminario de filosofía política, la premisa de que la democracia se basara en el principio de solidaridad fue fatal. Bueno, Juglar y parece que no leíste a Burroughs -recuerda que se trata de William y no de Edgar-. O no debiste hacerlo. Cuando tienes la oportunidad de leer a Bill, bueno, no terminas pensando que eres el centro del universo. Cosa que te debió haber molestado sobremanera. Porque no concibo como alguien puede ser tan idiota de terminar de leer la trilogia en NY de Auster y rematar con semejante conclusión, cuando precisamente se aboga por los fantasmas. Bill tampoco te hubiera soportado, eso es seguro. Pero a quién le interesa? Sencillamente son uniones que jamás debieron darse. Y tú necesitabas leer a Bill, claro, sólo para comprobarme que no eras ignorante. Un halago, gracias Juglar, pero eso no te hace menos ignorante. Una cosa son las fuentes que están en el mundo y otra cosa es el criterio con el que las abordas. Y tu criterio es limitado y estrecho, agravado por un insoportable ego que te vuelve inmune a las críticas. Pero viejo, ya lo sabemos, ninguna chica chonqueta reemplazará la pérdida de tu madre y ya no existe lugar alguno en el mundo en el cual encuentres su aprobación.
Lo siento.
Herr Luis
May 8th, 2006 at 13:44
Addiction:
Celebro tu valentía. Imagino que también te sentiste grande, altísimo, irreverente, contradicendo al tabú de tabúes con una perugrollada. Pero seguramente lo hacías en honor a la verdad, que tú viniste a mostrarnos.
Celebro tu dogmatismo -tu universo egocentrado- al decir “cuando uno lee a X no se queda pensando esto”. ¿Vamos a volver al principio de tu cruzada? Discúlpame el atrevimiento de ponerme como ejemplo, políticas de la casa: tú nunca sabes qué estoy diciendo yo, sencillamente porque eres el centro del universo, de tu universo, queriendo ver tu verdad, la que quieres ver en cada cosa. Una noticia: como todos. Lectores formados, informados, desprevenidos, ignorantes, hormigas, cucarachas y babosas.
Sigue dándome la razón: la muerte de mi mamá es una contingencia y tu afirmación sobre la falta que me hace su aprobación tal vez es “una unión que jamás debió darse” -por favor usa el pluscuamperfecto en estas construcciones de ahora en adelante: ha debido darse-, pero tienes todo el derecho y solo por eso tienes la razón: eres dueño de tu universo, del que me has hecho parte. Necesitas interpretarme, necesitas darme una verdad para que pueda existir en tu mundo porque no puedes hacerme desaparecer. Soy imprescindible.
Tu odio es la envidia que tienes de mi conciencia: yo sé que soy dueño de mi universo y no me creo el cuento de que es el de todos. En mi universo tú y yo somos idénticos: incluso nacimos el mismo cuatro de agosto del mismo 1981.
May 8th, 2006 at 14:46
De qué conciencia hablas? Acaso admiro esa conciencia que no hace más que repetir lo que hasta en programas baratos de baja audiencia dicen? Si, que el presidente es malo, que Carlos Gaviria es genial. No enfrenté a Carlos Gaviria con perogrulladas, ni con argumentos - a él, que defiende tanto el valor del argumento-. Pero eso es tema de otro día. Hablando de envidia no soy yo quien leo lo que tú me dices que no he leído. Y bueno, tu posición, tu argumento en el mundo -como lo diría Gaviria- no es nada novedoso ni interesante: se llama solipsismo. Algún rezago post-matrix en esa conciencia social, política y liberal que te hace profesar la admiración por Carlos Gaviria. El tema de la valentía lo traje a colación porque es interesante ver cómo te enfrentas a ese mundo político que has imaginado -en el que te ves como un juglar- sin que nunca te enfrentes contra ti mismo, contra tu ego -eso sería ser valiente. Deja la paranoía Juglar, los jóvenes no mueren en Bogotá por posturas políticas, por más anti-uribistas que sean o por más contradictores que se pretendan. A propósito, estos jóvenes encajan muy bien en la sociedad y se hacen fácilmente de un puesto en una oficina, en un buffet de abogados o en un medio. Los jóvenes que mueren no se preocupan precisamente por estos temas juglar. Ser valiente, en este sentido, no significa en lo absoluto ser un enfurecido político en los blogs y en la calle parecer más un cucarrón arrepentido. En cambio, en la calle se matan los jóvenes contra ellos. Ser valiente es algo más parecido a tener que darle la cara a las mismas esquinas donde pudiste caer muerto y seguir viviendo, seguir siendo joven pese a todo. Ser valiente es conservar la cordura viendo cómo todo se desmorona alrededor y reprimir ese deseo de responder al daño que todo lo que te rodea te está haciendo: esa sociedad que está ahí, implacable en su crudeza, por más que la quieras negar. Y tú eres un pobre papagayo pintado en las calles, donde se mide el valor. Así no te creas el cuento que el universo de todos. Pero ya todo ha sido construído antes de ti y no precisamente pensando en ti. Por más ingenuoso y choco-loco que se crea tu amigo Felipe siendo el editor no lineal de una telenovela, en los años 50’s ya había quien hacía este mismo proceso con más elegancia, valentía y honestidad intelectual. Ahora hablas de conciencia, en serio, cada vez tu humor se acerca más al de la Gorda Fabiola. Supéralo Juglar, ya vendiste tu conciencia en este blog, ya no puedes ir más lejos.
Conexión Interzona.
May 8th, 2006 at 14:52
Kerberos:
Abrí mis ojos el día en que me enseñaste que todo en el mundo tiene nombre de autor o sencillamente de cosa.
May 9th, 2006 at 16:55
Kerberos, por curiosidad y para preguntarle algo más relacionado con este post de Juglar, ¿cómo le parece equinoXio?
June 3rd, 2015 at 13:45
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June 13th, 2015 at 04:20
I could not refrain from commenting. Very well written!
June 17th, 2015 at 22:04
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June 25th, 2015 at 12:07
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June 29th, 2015 at 23:19
Today, while I was at work, my sister stole my iphone and tested to see if it
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