WordPress database error: [Expression #1 of ORDER BY clause is not in GROUP BY clause and contains nonaggregated column 'jdz_blog.wp_posts.post_date' which is not functionally dependent on columns in GROUP BY clause; this is incompatible with sql_mode=only_full_group_by]
SELECT max(post_date) FROM wp_posts WHERE (1=1) AND YEAR(post_date)='2005' AND MONTH(post_date)='4' AND post_date_gmt <= '2024-03-19 03:02:59' AND (post_status = "publish") AND post_status != "attachment" GROUP BY year(post_date), month(post_date), dayofmonth(post_date) ORDER BY post_date DESC LIMIT 0,1

WordPress database error: [Expression #1 of ORDER BY clause is not in GROUP BY clause and contains nonaggregated column 'jdz_blog.wp_posts.post_date' which is not functionally dependent on columns in GROUP BY clause; this is incompatible with sql_mode=only_full_group_by]
SELECT min(post_date) FROM wp_posts WHERE (1=1) AND YEAR(post_date)='2005' AND MONTH(post_date)='4' AND post_date_gmt <= '2024-03-19 03:02:59' AND (post_status = "publish") AND post_status != "attachment" GROUP BY year(post_date), month(post_date), dayofmonth(post_date) ORDER BY post_date DESC LIMIT 6,1

juglar del zipa » 2005 » April

Archive for April, 2005

Adiciones y sustracciones

Saturday, April 30th, 2005

Llamada a domicilios de Pizza Hut, 019003311000.

―Buenas noches, para un domicilio.
—Sí señor. Su dirección, por favor.
—***** **A **A-**.
—¿Casa o apartamento?
—Casa.
—Su teléfono, por favor.
—*** ** **.
—¿A nombre de quién?
—Miguel Olaya.
—¿Qué desea ordenar?
—Una pizza extragigante mitad pepperoni mitad napolitana con champiñones, para usar con uno de los cupones del directorio.
—Tengo que cobrarle la adición de champiñones.
—¿Cómo así?
—Sí señor, porque la napolitana no lleva champiñones.
—¿Cómo así? Si lo que le estoy pidiendo es una vegetariana pero sólo con champiñones.
—Si señor, pero usted me dijo napolitana.
—Entonces quiero que la mitad sea vegetariana pero sustráigale todo hasta que sólo queden champiñones. Así no me cobra nada más, ¿no?
—No señor, porque está pidiendo un solo sabor sin adiciones.
—Entonces que sea así.
—Muy bien, señor. Perdone nuestro error.
—No, no, no. ¡Si el error es mío!
—No, señor.
—¿Podrá ponerle un poco de orégano a la pizza?
—Claro señor. ¿Quiere que le lleve el orégano aparte?
—No, no. Yo sé que ustedes saben poner bien el orégano.
—En treinta minutos llegará su pizza, señor.

Premisa y conclusión

Thursday, April 28th, 2005

«Si está preparado para mentir para llevarnos a la guerra, está preparado para mentir para ganar unas elecciones.»

Excúsalos, señor

Tuesday, April 26th, 2005

Agosto de 2003. La cuarta vez que vi a Meme fuimos al Teatro Jorge Eliécer Gaitán. Era martes. «Martes del municipal». El auditorio estaba lleno de gente muy diversa. La gente que sólo se ve en la noche de un martes en el centro. Esa fue mi primera vez con el diseño. Allá abajo estaban Zenaida Osorio y Ómar Delgado. Delgado era estudiante de diseño gráfico de la Universidad Nacional. Iba a hablar de su tesis: Ver para creer. Dijo muy poco. Apenas agregó unas palabras a los textos que había en las diapositivas que había hecho. Después sólo habló Zenaida. Zenaida es profesora en la Nacho. Le había dirigido la tesis a Delgado.

Y quedó la pregunta: ¿Y ahora? ¿Y entonces? ¿Y qué? Porque Delgado había recorrido con mucho juicio y tal vez pasión las calles más paila de Bogotá recogiendo volanticos. Después los escaneó. Finalmente hizo más volanticos con pedazos de los originales. Y ahora tomábamos vino viendo el resultado. Le preguntaba a Meme si era normal presentar algo así como tesis de diseño gráfico. Ella se rió y me dijo que me mostraría su tesis.

«El diseño resuelve problemas». Ese dogma me lo había dicho Cabanzo la segunda vez que había visto a Meme. Quedó labrado en piedra. También sus corolarios. «El diseño está siempre en función de algo». «El diseño por diseñar no existe o no es diseño». Tal vez pretende ser arte. Y ni siquiera así puede serlo. Entonces el controvertido trabajo de Delgado no era de un diseñador. Pero seguramente ya había logrado crear lo que buscaba. El público del auditorio se había puesto a discutir sobre todo y sobre nada. Sobre las putas de los volantes: las mujeres son objetos comerciales. Sobre la forma de ser supersticiosa de la gente: se confía la salud y las decisiones a una sarta de estafadores. Delgado no sabía qué había hecho. O no era capaz de decirlo.

Por esos días Populardelujo aparentemente se arrepintió de seguir haciendo del morbo su metodología. Entonces amplió el término «gráfica popular». Originalmente era un eufemismo para hablar de «gráfica de los pobres» o «gráfica paila». Ahora ese término supuestamente define la gráfica que se hace en la calle. Entonces en Populardelujo salió pronto la reseña de Zenaida sobre Ver para creer. Pasó más o menos un año. Populinda escribió una reseña sobre Excusado para Populardelujo. Al mismo tiempo ese mismo Excusado escribió una reseña sobre el esténcil en Bogotá. Supuestamente había una «creciente movida estencilera».

Porque: ¿Excusado? Ah sí. Excusado Printsystem. Los mismos que firmaban las tantas pintadas con esténcil que comenzaban a verse en la Séptima. Entonces resultaba curioso que se estuvieran reseñando a ellos mismos. Resultaba curioso que los invitaran a reseñarse a ellos mismos. O no tanto. Al fin y al cabo sus muchas pintadas rezaban «I love Excusado». They really love themselves.

Ante estas pintadas el espectador volvía a preguntar. ¿Y bien? ¿Y ahora? ¿Y entonces? ¿Qué es el cavernícola? ¿Qué es el niño cabeza de lata? Es Excusado. Sin más. Hay que sentirse persuadido y curioso. A lo barroco original. En ese entonces eran dos pintadas. Hoy son veinte. Ahora es inevitable sentirse agredido por su permanente presencia. Es barroco a lo vulgar. Algo elemental: entre los de Excusado está Ómar Delgado. El mismo sujeto que se quedó sin palabras en el Gaitán.

Dicen en su página que Excusado tiene un noble propósito pues fue creado «para la investigación y diagnóstico de las enfermedades que afectan la gráfica de Colombia y para la preparación de los productos requeridos en su control y tratamiento». Bien. Si existe diseñar por diseñar esto equivaldría a medicar por medicar. Me imagino un apasionado de la medicina que va por la calle degollando y abriendo gente. Cuando le preguntan por qué lo hace dice: «a mí me gusta la anatomía y la disección». O pone inyecciones: «me gusta curar».

Esta metodología los hizo ganadores del premio Gali a toda una vida. Un conocido mío se ganó un Gali y no es feliz. El premio Gali lo dan los estudiantes de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional como premio a la mediocridad y a la falta de creatividad. Los estudiantes mismos postulan sus propios trabajos que son juzgados por el pueblo. La voz del pueblo es la voz de dios. El premio a toda una vida se da directamente. No hay votaciones para ese premio. Es el premio a toda una vida. Toda una vida dedicada a la mediocridad y la falta de creatividad. Son el non plus ultra. No hay rival que les dé la talla. Felicidades. We all love Excusado.

Más adelante el Museo de Bogotá se inventó la exposición «Ciudad In-visible». Se la inventó el museógrafo Edmon Castell. A Castell le gusta hacer museografía por hacerla. Le gusta meter cosas en guacales. Populardelujo fue gran colaborador de la exposición en la que debía presentarse lo que la gente se ha negado a ver pero que está ahí. Supuestamente no ha querido ver que hay todo un sistema de graficadores que no son profesionales y eventualmente terminan haciendo cosas chambonas o mal acabadas o feas. Pero son «auténticas». Sin embargo ahora Populardelujo no se burla de esas cosas. «Popular» ahora significa «comunitario» o «público». A manera de tributo y autopauta puso cantidades de pintadas de Excusado por toda la sala del Planetario. No sabía que nadie había querido ver esas pintadas. Pero si nos estaban obligando a verlas. Están en todas partes. Y al lado del Divino Niño en sus mil y un versiones estaban las pintadas del cavernícola. La exposición tuvo eventos paralelos. Entre ellos hubo una caminata con estos señores benefactores y médicos de lo gráfico. Los paseantes fueron como turistas a tomar fotos de sobanderos y otros embaucadores.

Anoche en La silla eléctrica estuvieron hablando dos de los integrantes de Excusado. Entre ellos estuvo Ómar Delgado. La gente en el chat estuvo exigiéndoles una explicación para sus discutidas «intervenciones». Sólo pudieron responder con evasivas y sutiles agresiones. Sus pintadas no tenían más objetivo que pintar. Pintan por pintar. Se les olvidó aquel noble propósito de sacar «la gráfica» del lugar donde está. ¿Dónde está «la gráfica» según ellos? Sugirieron que a la gente le disgustaban las prácticas de Excusado porque no tenían ningún fin comercial. La gente no es tan idiota.

A la gente le molesta lo que hace Excusado porque es una práctica invasiva sin sentido. Cualquier actividad invasiva es jarta. Peor si no tiene ninguna razón de ser. Entonces Excusado podría seguir sin tener sentido. Pero debería dejar de ser invasiva. Dejaría de verse tan pedante. Dejaría de verse tan narcisista. Dejaría de verse tan idiota. Dejarían de verse como niños que rayan paredes y comen tierra y tiran la mierda que acabaron de cagar en la cara del papá que los regaña.

Ahora por decir esto tal vez las paredes de mi casa terminen «intervenidas» por la mano genial de los chicos de Excusado y sus esténciles. Así son ellos. Cuando dicen que «intervienen» en realidad se apropian.

Película de Wes Anderson

Monday, April 25th, 2005

The Life Aquatic with Steve Zissou es la cuarta o quinta película de Wes Anderson y es claramente una película de Wes Anderson: planos estáticos, secuencias larguísimas, letreros espacio-temporales, situaciones absurdas, música cortada, Bill Murray, Owen Wilson.

Para quien hubiera quedado curado con The Royal Tenenbaums, esta película de ambiente vintage e italiano seguramente resultará mucho más divertida y fácil de entender. Sencillamente es un absurdo fantástico… pero así también era los Tenenbaum. Entonces es mejor porque además es película de acción.

Vuelve el burro al trigo

Saturday, April 23rd, 2005

Ir a la Feria del libro es como ver los nuevos capítulos del Los Simpson. Definitivamente uno sabe que son malísimos, que de ninguna manera son como los de antes, pero de todos modos uno los sigue viendo en espera de que vuelvan a ser así.

Tal vez la Feria del libro siempre ha sido mala, es decir, siempre ha sido como las de hoy. Pero cuando uno es niño, las cosas parecen más grandes, más imponentes. Lo mejor sería hablar de un índice de captación de atención representado en productos adquiridos. Entonces la calidad de una Feria del libro se mediría en la cantidad de libros que habría llevado a mi casa después de la canónica visita de los sábados junto con mis papás —lo que antes era maravilloso y hoy es terrible, en ambos casos porque la feria en sábado es un mierdero.

No puedo decir realmente cuántos libros eran antes, pero sí que eran más que los que hoy suelo terminar comprando. Claro, hoy uno va solo y no hay plata o la plata que hay se cuida más y no anda uno comprando cuanto lo provoca. Pero ahí está la gran diferencia: ya no hay tanto que provoque. Los libros y revistas son los mismos que hay en la Lerner y los tales «precios de feria» son los mismos que se obtienen pagando con carné de socio de la librería o de estudiante. Y siempre está la compra de libros sin impuestos o directamente del distribuidor en el Pasaje Cultural del Libro en la calle 14 con carrera novena. Conclusión: en la feria el único extraordinario objeto de diferenciación respecto al comercio de libros del diario serían las impulsadoras de Planeta, que además son antipáticas y nunca atienden.

Otro aspecto que llamaba mucho la atención del Juglar del Zipa en sus años de infancia era la sección de diseño gráfico y el pabellón de la Fundación Rafael Pombo (aunque tal vez es mejor ver aquí). El pabellón de diseño hoy en día es, principalmente, una serie de mostradores con gente que imita manga, que escribe el nombre de uno en japonés y vende cómics viejos. O sea que ese pabellón ayuda a reproducir el mito de que el diseñador gráfico es siempre solamente un dibujante. Y bueno, ¿acaso antes era diferente? Para juzgar el pabellón del Rafael Pombo tendría que volver a ser niño y ver las cosas con ojos de niño. Y lo intento. Y es imposible. Así que sin ninguna herramienta de juicio voy a decir que eso tampoco era como antes. Antes había una cantidad increíble de libros. ¿Será que también antes los libros eran mejores?

Por último está el invitado internacional. No sé desde cuándo ese asunto dejó de tomarse en serio, si fue por parte de los organizadores de la feria o por parte del país invitado. Antes, cuando todo era aparentemente mejor, había libros en el pabellón del invitado. Eso ya es una diferencia radical con los pabellones de hoy. En el de este año sencillamente no hay libros chinos. Al menos no diferentes de los que podrían encontrase antes en la esquinita del segundo piso del pabellón internacional de la feria, entre las que solía haber un par de copias viejas o en español del Libro rojo de Mao publicado por Ediciones en Lenguas Extranjeras. El gran pabellón chino nos entretiene con una serie de fotos —impresionantes, es verdad— de aquel gran país y dos mostradores de gente que hace viajes «turísticos y/o de negocios» a China. La otra mitad está ocupada por la «Sección de lengua inglesa» que por alguna razón es cada vez más grandes y en la que quieren a uno embutirle la Encyclopedia Britannica y los cursos del Ipler.

La Feria del libro cada vez más revela que es un evento organizado por un gremio para vender. Eso mismo que uno no sabía de niño, cuando la feria era «tan buena», ahora es clarísimo y el engaño queda en evidencia. No quieren hacernos más cultos ni entretenernos. Entre más se reproducen y más grandes son las secciones de la Panamericana, peor parece la feria. Ese podría ser otro índice.

Una más… ¿para acabar?

Wednesday, April 20th, 2005

Otro caricaturista genial de El País, Peridis, nos patea el trasero con esta afirmación tan sencilla pero pragáticamente contundente gracias a la multitud de borregos y por cortesía de Pío IX:

Estrategias contra el mal

Wednesday, April 20th, 2005

Ya el señor Benito quedó de papa. No debería importarme porque yo no le debo obediencia. Como dije, sufriré por quienes sí deban obedecerlo bien porque quieren, porque los obligan o porque están presos por su ignorancia. Pero habrá que reírse un poco, que después de todo la burla es un arma, una de tantas armas de los débiles .

Entonces comenzaré por recomendar la importante reseña histórica y análisis de acontecimientos papales del señor Tío Rojo, colombiano radicado allá en la península itálica, en Turín, en región otrora dominada por teutones. No pude dejar de reírme leyendo tal cantidad de geniales pendejadas que se le ocurren a este sujeto.

En segundo lugar, dos buenos apodos que podría recibir el señor papa de ahora en adelante: The rat singer y Ratzinger Z.

Por último esta ilustración detallada de las virtudes del nuevo «jerarca». El anónimo autor de esta ilustración hace énfasis en el posible exceso de bilis en el cuerpo del señor Ratzinger.

Un poco bobos, pero no importa, así son las armas de los débiles. No doy crédito a nadie porque las manifestaciones subalternas nunca llevan firma; además, representan la voz del Espíritu Santo, que se revela así sutil y libremente y no cuando pretenden encerrarlo en un paisito por quince días.

Tut mir Leid

Tuesday, April 19th, 2005

Habemus papam. Proh dolor, qualem papam! Papa de transición, dicen. Pero se ve sanísimo. Serán quince o veinte años de papado pronunciando un nombre enredadísimo: «benedictodieciséis».

Benedicto. Homenaje a uno de los dictadores chéveres del siglo XX —un tal Benito—, me imagino. Aumentará el número de Benedictos en el mundo. Benedicto Ángel, delantero del Aston Villa. Benedicto Montoya, corredor de Fórmula 1. Benedicto Manigua, compañero de curso de algún descendiente mío o de cualquiera de sus descendientes, amigo lector.

El Roto lo dice todo.

Negro, negro panorama. Este era el «papa negro» del que hablaban, al fin y al cabo. Yo no creo que las propuestas del cardenal anteriormente conocido como Ratzinger difieran mucho de las que irónicamente propuso el «Popular» Sergio Méndez (ahora elogiado blogger). Así que realmente debe esperarse a un papa hablando de que la mujer debe quedarse en la casa, de que la misa debe ser en latín y de las virtudes de la guerra contra los judíos —es bávaro, al fin y al cabo, y perteneció a las juventudes nazis— y los musulmanes.

En mi caso de miembro de una familia de herejes —compuesta por dos personas— es difícil pesar la desgracia a la que se enfrenta la Iglesia católica. Pero se la merece. En cambio la iglesia con minúscula no, como nunca se ha merecido todas las desgracias que ha vivido.

Por una parte, da risa que la razón por la que uno es hereje se haya visto institucionalizada hoy de la manera más radical. Por fortuna va a dar más risa cuando Benedicto XVI comience a hacer grandes discursos sacados de baúles de siglos pasados y la gente se le ría en la cara y le dé la espalda.

Por otra, da lástima, porque desde la herejía no se desconoce la pertenencia o la empatía, todo lo contrario. Entonces se sufrirá con la desgracia del rebaño ciego que seguirá las enseñanzas de Benedicto XVI, se seguirá odiando a la gente que lo puso donde está —gente que al fin y al cabo siempre ha estado ahí, como él— y se llorará la clausura de un ciclo que comenzó cuando nació la esperanza en el Concilio Vaticano II.

Sólo me queda concluir algo haciendo honor a mi deformación profesional de historiador: el hecho de hoy y la reelección de Bush en Estados Unidos son signos de los tiempos. Y no es chiste. A mi pesar, pronto aparecerán más signos.

Nadie sabe para quién trabaja

Tuesday, April 5th, 2005

Uno que tanto y tan mal ha hablado de la revista más importante del país. Uno que se muere de risa cada vez que lee sus análisis a profundidad de la realidad nacional. Uno que ya los putió en una publicación de carácter clandestino bajo seudónimo. Uno que igual no deja de leerlos semana tras semana. Uno, pobre mortal. Uno no puede estar más agradecido porque sus propios vicios periodísticos se han traducido en beneficios gratuitos… para uno, claro.

Publicó la dicha revista (se llama Semana, por cierto) un novedosísimo artículo en la sección «Nación» llamado «Buseta.com». Eso basta y sobra. Con mis socios estábamos devanándonos los sesos para ver si nos dejaban un cachito de publicidad en un periódico de restringida y javeriana circulación y la revista Semana, en toda su generosidad, nos sorprende con un titular en rojo con la dirección de Internet de nuestro negocio. Pero a diferencia de lo que podría pensarse —y acaso esperarse— dicho artículo en absoluto se relaciona con la dignificante actividad de vender alucinantes camisetas.

El lector distraído —que ojea pero no lee, a pesar de lo que diga la publicidad de la radio de la inmensa minoría— apenas verá la dirección. Tal vez le llame la atención. Se dirigirá entonces a su computador para entrar a tan interesante página. Y ¡pam! Un nuevo hit en www.buseta.com.

El lector que «escanea» —como dicen que es el término técnico— verá la dirección y, no contento, leerá el sumario de la noticia: «En Internet es posible seguirle la pista a la historia y el presente del transporte público en Colombia y su impacto cultural y social.» Sin mayor información, que para el redactor fue sin embargo suficiente, el lector tal vez crea que con entrar a esa dirección del título encontrará tan interesantes estudios. Y ¡zaz! Un nuevo hit en nuestra página.

Sólo el lector juicioso se pondrá a leer la totalidad de la nota. Pero deberá esperar hasta el tercer párrafo para saber que la verdadera dirección a la que se refiere el artículo es www.busesdecolombia.com —por cierto, notablemente parecida a otro sitio del que soy copropietario: Perros de Colombia—. Antes de haber llegado ahí habrá tenido que mamarse una inteligentísima introducción de dos párrafos en la que le hablan de 9 de abril, las mil y un maneras de viajar sobre ruedas en Bogotá y sus particulares estéticas. Muchos muertos para saltar.

Todos esos sencillos gazapos profesionales terminan beneficiando graciosamente a un servidor en su faceta empresarial y a sus socios: se duplicó el número de hits de la página.

Lo curioso es que la página a la que aludía la nota de Semana, en cinco o seis días de funcionamiento, ya tiene más visitantes que la del accidentado título en lo que va del mes. Pero igual se agradece, que a caballo regalao no se le mira el diente.

Murió el obispo de Roma

Saturday, April 2nd, 2005

Los apartamentos de la Via della Conciliazione, en Roma, aumentaron sus precios desde que el papa se puso grave: los enviados especiales de varios medios alrededor del mundo vivían en ellos esperando la muerte del antiguo obispo de Cracovia para reportarla al mundo. Por fin sucedió. Se les acabó la vida al lado del Tíber a esos periodistas. Los dueños de los apartamentos dejarán de recibir tan buenas rentas.

Murió Juan Pablo II.

Murió el obispo de Roma, que todo lo ve.

Murió el papa que dizque libró al mundo del comunismo.

Murió el papa que canonizó como un rayo a José María Escrivá y beatificó a Pío IX, dos de los personajes más intolerantes e intransigentes de la historia reciente de la Iglesia.

Murió el papa que hizo del Opus Dei su prelatura personal.

Murió el papa que dicen que dijo que La pasión mostraba los hechos «tal como habían sido».

Murió el papa que siguió hablando de no usar condón aun ante la llegada del SIDA; el mismo papa que, en una visita a la India, habló de las ventajas de mantener el sistema de castas para evitar la enfermedad.

Murió el papa más público de la historia; el papa globalizado, mediático, viajero, futbolista, actor, carismático, cantante.

Murió Juan Pablo II, el obispo de Roma que todo lo ve.

Nunca he visto morir a un papa. Juan Pablo II es el único papa vivo que he conocido en mi vida. Y, para muchos, muchísimos en el mundo, también. Porque lo vieron en televisión y lo oyeron hablar. Porque van a sus encuentros internacionales de juventudes a verlo dar bendiciones en una trasmisión de satélite proyectada en una pantalla —y después, como me contó un amigo que estuvo en uno de esos encuentros, se van a tirar entre ellos, acaso con estricto desuso de condón—. Es un papa popular y conocido. Y por eso especialmente se cree que dizque fue el mejor papa de la historia. O al menos del siglo XX. ¿El mejor papa? Qué va. Hasta dijeron que el más importante personaje del siglo XX.

Su muerte, como su reinado, fue seguida por los medios paso a paso. La globalización, el momento en el que agonizó, permitió que fuera así; permitió, por ejemplo, que hubiera un recuadro en el canal RCN con imágenes en vivo de la Plaza de San Pedro. Su sepelio será seguido por muchas personas en el mundo. Muchas personas llorarán cuando vean, en vivo, cómo lo llevan a su sepulcro. ¿Serán trasmitidos los funerales de Juan Pablo II? Los funerales del «mejor papa de la historia».

¿El mejor? Claramente no. El mejor se hacía llamar Juan XXIII y duró 5 años. Esos besos, esos abrazos, esas sonrisas a los niños y a los ancianos, esos paseos a pie, todos eso que dicen que se inventó Juan Pablo II, todo eso se lo inventó Juan XXIII. Pero no por eso es el mejor papa. Fue el mejor porque era la persona que se merecía la institución para acercarla a la auténtica iglesia, a la comunidad que se hace llamar cristiana. Ojo: cristiana, no católica romana.

El papa bueno.

Juan XXIII fue el primer papa en mucho tiempo que se reunió con el patriarca de la Iglesia ortodoxa. Fue el primer papa que se reunió con un líder de otra religión. Fue el primer papa que invitó al vaticano a un presidente de la Unión Soviética. Juan XXIII fue el gestor del controvertido Concilio Vaticano II (CVII) en el que la Iglesia de Roma reconocía a las demás Iglesias por ser estas manifestaciones de la iglesia, de la comunidad. Y reconocía igualmente a otras religiones, a otras políticas. En las deliberaciones de CVII estuvieron todos los obispos del mundo en adelante y presentaron una nueva tradición, si se quiere más democrática, más comprometida con la comunidad.

En fin, Juan XXIII hizo de buena parte de las voces que hasta entonces se oían en el underground de la institución las voces oficiales. Dejó abierto el camino para la Teología de la Liberación. Pero murió en medio de la fiesta y del optimismo y su remplazo fue un papa a la antigua que con mucho esfuerzo debió caminar por las calles, sonreírles a los niños y darles la mano a los viejos: Pablo VI.

Y llegó Karol Wojtyla, que terminó de mandar al carajo buena parte de eso. Ejemplo: él, que en tiempos del concilio era obispo, pudo participar porque se había democratizado la institución, se había colegiado el cuerpo episcopal. Ahora, gracias a él, los obispos son como antes y deben obedecer sin chistar al papa, no pueden decir nada.

Sobre los aspectos debatibles de la actividad del papa recientemente escribió el teólogo suizo Hans Küng, desde hace mucho tiempo profesor en la Universidad de Tubinga y fuerte crítico de la Iglesia católica. También para Küng, el papa borró con el codo lo que Juan XXIII hizo con la mano. Dice que sí, que es un papa popular, que miles —así como lo acompañaron en su agonía— celebran la aparición del papa por la ventana de su cuarto; pero la Iglesia católica está en su más grande crisis de fieles y de vinculación con la realidad. En todo caso, para pesar de Küng, mío y de tantas personas, la Iglesia católica seguirá siendo importante, indiscutible, infalible y válida mientras siga abarrotando templos, mientras siga representando una religión mayoritaria.

Para otros autores, como Vittorio Messori, el papa sacó a la Iglesia de un infierno. Él, nacido y criado en una familia de ateos socialistas, se convirtió al catolicismo a los 25 años. Desde entonces escribe a favor de las doctrinas. Le contestó al balance de Küng diciendo que el suizo «estaba más cerca de los sesenta que de los ochenta». O sea que Juan XXIII y sus reformas no fueron más que moda: «el que cuando joven no es comunista no tiene corazón, el que cuando viejo sigue siéndolo no tiene razón». Yo me pregunto entonces si la gente vive esta restauración de manera honesta y solemne o más bien hipócrita. El caso de la pedofilia gringa, por ejemplo, demostró que la institución es solapada.

Murió Juan Pablo II. ¿Quién vendrá ahora? ¿Quién será el nuevo obispo de Roma, que todo lo ha de ver? Yo quisiera que fuera Walter Kasper. Él fue colaborador de Küng y aun así es actualmente cardenal y fue obispo de Stuttgart, Alemania. Naturalmente no será él. Ni siquiera está en la baraja.

Un nuevo bueno y otro malo más.

Claro, tampoco está en la baraja el nombre de Joseph Ratzinger, otro alemán, pero de lo más recalcitrante: actualmente dirige la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, encargado de la Inquisición. Es decir, es la persona encargada de defeder los dogmas.

Se habla de un papa de transición. Imagino que será un papa como los demás, un papa aparentemente sumiso pero lleno de codicia, sin la voluntad sincera de quitarle la mayúscula a su Iglesia. Un papa que, como este, prefiera mostrar el martirio de su agonía en vez de aplicar el evangelio. Un papa muy diferente a Juan XXIII.